leanmind logo leanmind text logo

Blog

Refactorización Avanzada

Dominar el refactoring productivo para maximizar el retorno de la inversión.

“El Yo” ¿Cómo nos vemos? Incluso en el trabajo 🤔

Por Yazmina De La Paz

Me gustaría hablar de cómo las personas nos formamos una impresión de nosotras mismas/os.

En Lean Mind, cada vez que hemos lanzado los cuestionarios de evaluación 360º a todo el equipo, ha sido un buen momento para reflexionar sobre este tema. A veces ha surgido, y otras no. Pero no por eso, vamos a restarle importancia, así que vamos a ello.

NUESTRA PROPIA IMAGEN

La imagen que tenemos de nosotras/os influye mucho en nuestra conducta, pero también en procesos mentales que tienen que ver con nuestro equilibrio psicológico.

He estado pensando de qué manera podemos llegar a sentirnos influenciadas/os por lo que pensamos de nosotras/os mismos y como nos ven los demás. Normalmente solemos ser bastante más duros en el primer caso y nos sorprendemos al ver cómo nos ve el resto, que en líneas generales, suelen ser más benevolentes y realistas sobre quienes y como somos.

NUESTRA IMAGEN EN EL TRABAJO

Esto aplica también a nuestros desempeños en el mundo laboral. ¿Cuántas veces hemos sentido que no llegamos al nivel esperado? ¿Qué somos impostores de nuestra profesión o de nuestro rol? Es un fantasma que nos persigue constantemente y del que pocos hablan, y si se habla, se pasa muy por encima, sin entrar a profundizar cómo lo están viviendo de verdad. Parece que todo el mundo tiene una estima súper alta, que controlan mucho del tema al que se dedican y jamás les abordan o persiguen estas sombras. Eso creemos viéndolo desde fuera, pero ¡que distinta es la realidad!

¿QUÉ ES EL “YO”?

El dibujo / concepto que tenemos formado, como nos vemos, en psicología social se llama “el yo”.

Creo que el momento histórico que vivimos, con todos los avances tecnológicos y las comodidades con las que podemos vivir actualmente (sin preocuparnos en exceso por nuestra supervivencia cada día, al menos, en la parte del mundo en el que habitamos, lamentablemente…) sin duda favorece la complejidad sobre las creencias que tenemos de nosotras/os mismos y también de los demás.

Vamos, que está bien analizarnos, pero tendemos peligrosamente a obsesionarnos con la perfección.

Poder hacer esto, en un mundo en el que NO tienes que levantarte cada día y pelear cada comida o no ser el almuerzo de otro ser vivo que esté por encima de ti en la cadena alimenticia, desde luego es un lujo. Una suerte de tiempo libre que nos deja espacio para hacer volar a la mente y plantearnos cosas que de otro modo, no haríamos. Aquí está el peligro, porque nos auto-fustigamos tanto, que en vez de dar lo mejor de nosotros, nos impedimos directamente el llegar a darlo rizando tanto el rizo.

¡Hay que salir de ese bucle! La vida es más simple y nuestros trabajos muchas veces también lo son. Con esto no quiero decir que sean sencillos, que no requieran de concentración y una mejora continua, pero sí que para poder dar ese 100% debemos prestar atención a lo que sí lo requiere y olvidarnos de lo demás, incluyendo esos momentos de inseguridad.

Cualquier signo mental y conductual que llevamos a cabo, hoy en día es interpretado con sofisticadas claves psicológicas. Schlencker ya dijo que una persona es la suma total de todo lo que puede llamar suyo, no sólo su cuerpo y su mente, sino sus ropas, su casa, su pareja, hijos, antepasados, amigos, su reputación, su trabajo y su cuenta corriente. Pero, ¿hasta qué punto esto es así? ¿realmente nos representa? Hay que discernir, pienso yo.

Nuestro “yo” nos da información sobre cómo nos sentimos en nuestra piel, siendo nosotras/os. Este sentimiento puede ser positivo o negativo y es lo que conocemos como “autoestima”.

VÍCTIMAS DEL DESEO DE CONTROL

Necesitamos sentir que tenemos un mínimo control sobre las cosas que nos rodean, que podemos controlar nuestras vidas y las consecuencias de nuestras acciones. Por esto, nos defendemos de nuestros fracasos, de las contradicciones, de los errores y de cualquier cosa que amenace la imagen positiva que nos hemos creado de nosotras/os mismos.

Esto es una reacción natural, pero si en algún momento este mecanismo de autodefensa se quiebra, es cuando nos sentimos indefensas/os y esto, puede acarrear consecuencias psicológicas graves.

Cuando eso se rompe, podemos tomar dos actitudes: responder desde la cognición (actuando sobre las ideas que tenemos de nuestro “yo” y de la “amenaza”) o responder desde la emoción (intentando minimizar las consecuencias afectivas sobre nuestro “yo”).

Si pensamos, en el “yo” únicamente, lo más probable es que lo asociemos con algo puramente individual, pero lo que no solemos apreciar es que realmente tiene un origen y unas consecuencias más bien de carácter social. Somos seres que vivimos condicionados y muchas veces marcados por nuestras experiencias pasadas y la educación recibida. En este sentido, el ego, puede llegar a manipularnos al 100%. Ignoramos la gran influencia que tiene en nuestras vidas y en la de quienes nos rodean. Casi todo lo que hacemos, proviene de nuestro ego automatizado, pocas cosas hacemos que se escapen de ese programa mental aprendido.

COMO DIRÍA GALDER… ¡VALÓRATE! 😄

En definitiva, el individuo, las influencias sociales y nuestra conducta resultante están completamente entrelazadas. ¡Nuestra propia imagen es muy importante! Así que, querámonos un poquito más, hablémonos mejor… y sintámonos más libres de probar(nos) y menos de juzgar(nos). Trabajemos más en la psicología de la confianza 🙂

Publicado el 25/04/2024 por
Yazmina image

Yazmina De La Paz

¿Quieres más? te invitamos a suscribirte a nuestro boletín para avisarte cada vez que recopilemos contenido de calidad que compartir.

Si disfrutas leyendo nuestro blog, ¿imaginas lo divertido que sería trabajar con nosotros? ¿te gustaría?

Impulsamos el crecimiento profesional de tu equipo de developers