Sesgos que se cuelan en nuestras decisiones… y en nuestros proyectos
20-08-2025
Últimamente he estado pensando en esas ideas, esos sesgos mentales que nos “encarrilan” a tomar decisiones tanto en la vida personal como en el ámbito del desarrollo. Tener presentes estas cuestiones entraría dentro del ámbito de las reflexiones previas a la actuación, el no poner etiquetas y demás cuestiones que hemos comentado en diferentes ocasiones. Comentemos estos sesgos, relacionémoslos primero con la vida cotidiana y presentemos su reflejo en el mundo del desarrollo.
- Sesgo de anclaje: Tendencia a basar decisiones en la primera información recibida (el “ancla”), aunque sea irrelevante. Ejemplo: ver un precio alto primero, hace que otro más bajo parezca una ganga.
En el ámbito del desarrollo podría presentarse como un cliente que menciona en la primera reunión: “pensaba que este sistema debería costar unos 10.000€”.
Aunque el equipo calcula que el proyecto en realidad requiere 80.000€, la cifra de 10.000€ queda “anclada” en la mente de todos.
- Heurística de disponibilidad: Juzgar la probabilidad de un evento según lo fácil que recordamos ejemplos. Ejemplo: después de ver noticias de accidentes aéreos, sobreestimamos el riesgo de volar.
Este sesgo podría presentarse cuando una aplicación de la empresa sufre un ataque de seguridad muy sonado, los gerentes creen que los ciberataques son más frecuentes de lo que realmente son y sobredimensionan los recursos en seguridad en lugar de otras prioridades.
- Efecto Bandwagon (efecto arrastre): Creer o hacer algo solo porque muchas personas lo hacen. Ejemplo: seguir una moda porque “todos la usan”.
Se ha visto en muchas empresas del sector, algunas comienzan a usar microservicios y la empresa en cuestión decide migrar toda su arquitectura a microservicios sin evaluar si realmente es lo mejor para su producto.
- Sesgo de resultado: Juzgar una decisión solo por su resultado y no por cómo se tomó. Ejemplo: criticar una estrategia porque salió mal, aunque estuviera bien pensada.
Viéndolo desde el otro extremo, podríamos hablar de un equipo que lanza un software con muy pocas pruebas pero tiene éxito en ventas. Los directivos concluyen que las pruebas no son tan necesarias, en lugar de reconocer que fue suerte o factores externos.
- Sesgo de supervivencia: Focalizarse solo en los casos exitosos y olvidar a los fracasados. Ejemplo: creer que ser emprendedor siempre lleva al éxito porque solo se cuentan historias de triunfadores.
Esto es claro con los fundadores de empresas que solo analizan casos de startups de software exitosas (Google, Microsoft, etc.) y creen que con esfuerzo y talento también lo lograrán, ignorando los miles de proyectos que fracasaron.
- Efecto halo: Formar una impresión positiva o negativa global de alguien basándonos en una sola característica. Ejemplo: pensar que alguien atractivo también es inteligente.
En ocasiones un desarrollador es muy carismático y presenta bien las ideas, y automáticamente se le considera un gran programador, aunque su código tenga muchos errores.
- Error fundamental de atribución: Explicar el comportamiento de otros por su personalidad y el propio por las circunstancias. Ejemplo: si alguien llega tarde, “es irresponsable”; si yo llego tarde, “hubo tráfico”.
En el ámbito del desarrollo, si un programador de otro equipo entrega tarde, se piensa: “es poco profesional”. Pero si nuestro propio equipo entrega tarde, lo justificamos: “los requisitos del cliente cambiaron”
- Falacia del costo hundido: Seguir invirtiendo en algo porque ya hemos invertido mucho, aunque no valga la pena. Ejemplo: continuar arreglando el coche familiar solo porque ya hemos pagado muchos arreglos de alto coste.
El clásico caso de una empresa que invirtió años desarrollando un framework propio que hoy es obsoleto. En lugar de migrar a tecnologías más modernas, siguen invirtiendo tiempo y dinero solo porque “ya hemos invertido demasiado en esto”
Teniendo presente estas cuestiones, ¿Qué importancia hemos de darle a cuestiones como la autorreflexión, la escucha activa, las “etiquetas”, etc.?
Seguramente les resuenan estas situaciones, con otros ejemplos, en otros proyectos o en la vida cotidiana. Muchas veces no somos conscientes de ello y nos pasa de largo lo mucho que nuestras decisiones son influidas por constructos mentales.