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Crecimiento dentro de una empresa. ¿Qué digo y qué pido? y sobre todo ¿Cómo lo hago?

Por Yazmina De La Paz

Bueno, vamos a hablar de crecer dentro de la empresa en la que estás, porque entiendo que puede ser lo que te preocupa hoy (el presente, lo que estás viviendo). Hablemos de crecimiento no sólo económicamente, que también trataremos este punto (aunque parece que cuando se habla de crecer, se piensa en primera instancia en este aspecto y obviamos todo lo demás), sino además funcionalmente (a nivel de conocimientos, de emociones e incluso por qué no, espiritualmente si eres una persona que busca esto, si no, ok. Este artículo no va de nada místico si es lo que estás pensando).

Que hay empresas y empresas…🙄 todo el mundo lo sabe, pero abordemos dos casuísticas.

  1. TU EMPRESA NO FAVORECE QUE CREZCAS.

Actualmente estás en un entorno de trabajo que no te permite realizarte, y mucho menos crecer en él. Vas cada día a trabajar a hacer el a,b,c que ya aprendiste hace tiempo. Este a,b,c en su día, no lo dominabas y evidentemente fue un aprendizaje para ti. La estimulación y motivación estaban presentes porque querías conseguir ser buena/o en esas funciones. Pero… el tiempo ha pasado y ¿ahora que?.

Ahora resulta que esas tareas ya las haces con los ojos cerrados y estás empezando a “aburrirte” en tu trabajo. Si eres una persona curiosa y con necesidad de avanzar, pero tienes unos valores que te hacen pensar en darte la oportunidad de crecer en ese trabajo, en vez de salir corriendo a por otro que te motive más, puede que hayas llegado a plantear a tus jefes que te den la oportunidad de crecimiento que tanto andas buscando desde hace cuánto ¿semanas, meses? (espero que años no, por favor). Pero aquí, en este punto, es muy importante que te pares y analices qué está sucediendo exactamente.

¿Estás en tu trabajo actual esperando que sea la empresa quién te diga lo nuevo que debes hacer, que te plantee un nuevo reto que te permita crecer, y con suerte, que te proporcione un ascenso o una mejora de tus condiciones? O por el contrario, ¿tú ya sabes que estás en este punto de “hambre”, de querer evolucionar y mejorar como profesional, y abordar tareas retadoras o simplemente desconocidas para ti? ¿Vas tú a plantear áreas en las que consideras este posible crecimiento para ti?

Resulta que, para que a la empresa en la que trabajas, le resulte rentable y que además vea ese cambio que propones con buenos ojos, en el fondo, debe ser una temática en la que no sólo crezcas tú, sino que también sea beneficiosa para el grupo de personas con las que trabajas, tu equipo y para la institución en la que desempeñas tu rol.

Entonces, pongámonos en escena: difícilmente vas a encontrar un lugar de trabajo en el que te marquen como si estuvieras en el instituto el plan de estudios, el plan de mejora de carrera hecho a medida para ti. Así que vamos a pensar que estás en una de esas empresas en las que no se incentiva el crecimiento para nada, o en el mejor de los casos, muy poco (que te hagan hacer uno o dos cursos al año para poder cumplir con esa premisa de “nuestros trabajadores se reciclan constantemente”).

Tú tienes un hambre voraz de dejar de hacer el a, b, c de toda la vida y ponerte con cosas nuevas, con cosas que te lleven a sentir que has tenido éxito como trabajador/a, y que ese éxito no quedó en una medalla simbólica que tú misma/o y tu entorno te otorgó, cuando contaste a qué te dedicas. La famosa pregunta de ¿qué eres, qué haces en tu trabajo?

Entonces, ¿qué dices y qué pides en una empresa en la que ves que no están por la labor de acompañarte y ayudarte en tu crecimiento profesional? Y sobre todo, ¿cómo lo haces? Siento decirte que si este es el entorno laboral en el que te encuentras, lo tienes complicado. Se me ocurre que vayas haciéndote un planning a medio plazo, en el que una vez hayas planteado los caminos y posibilidades que tú crees que tu empresa puede facilitarte para ese crecimiento, si pasado x tiempo no ha habido respuesta o no te han facilitado ningún medio, entonces sí, debes salir de ahí. Ni ese es lugar para ti, ni tu eres el empleado que ese sitio merece tener.

Pero, si has planteado cambios, te has informado previamente y has presentado un plan de acción, has demostrado que no sólo tú serás beneficiada/o, sino también tu empresa, y ésta parece estar por la labor, aprovecha el momento, no dejes que la cosa se enfríe. Habla con la persona encargada de aprobar presupuestos para esa formación que quieres hacer, alíate con los compañeros/as de la nueva área a la que te gustaría rotar, pégate a esas personas que están en la jerarquía a cargo de las funciones que tú quieres hacer y comienza con un “he planteado esto y me dan vía libre, así que desde hoy cuenta conmigo para todo en lo que pueda ayudarte. Estoy aquí para aprender”.

Ve marcando ese camino de la evolución tú misma/o. Convoca reuniones periódicas para recibir feedback, para valorar tus avances y sobre todo procura que quede un tangible compartido con las personas responsables.

De esta manera, llegado el momento, si el ascenso, el nuevo puesto o el reconocimiento formal dentro de la organización de tu nuevo rol, no son reconocidos, tendrás que ir buscando un nuevo lugar de trabajo más acorde a ti, pero ya te llevarás algo muy valioso contigo, la experiencia. Así podrás optar a mejores condiciones en tu siguiente trabajo, partiendo de un rol que ya desempeñaste, aunque no se te quisiera reconocer. El trabajo ya lo habrás hecho y hablarás sabiendo a ciencia cierta de lo que ahora sí controlas. Como dicen por ahí: “a trabajar, se aprende trabajando” 😉

Veamos ahora la cara contraria de la moneda, la molona, esa en la que no sólo esperan ese crecimiento de ti, sino que además, te incentivan a lograrlo:

  1. TU EMPRESA TE AYUDA A CRECER TODO LO POSIBLE.

Permíteme decirte lo siguiente: ¡qué bueno que ya estés en este punto!

Teniendo esto ya tienes mucho adelantado, partes de una casilla de salida en la que no mucha gente se encuentra. Trabajar en un lugar que no sólo se preocupa por tu crecimiento, sino que te procura los medios para lograrlo, es toda una noticia a celebrar. Y aunque esto pueda considerarse de sentido común, algo básico a lo que no deberíamos aspirar, sino contar con ello en nuestras carreras, aún a día de hoy, sigue siendo una excepción más que la norma en el mundo en el que vivimos. Como sabrás, el mercado es muy competitivo. ¿Qué empresa no querría que sus trabajadores fueran los mejores?

Esto puede parecer muy loco porque si sus trabajadores son más “empleables” la empresa muy probablemente esté haciendo las cosas bien ¿y que pasa cuando se hacen las cosas bien? Que corremos riesgos. ¿Es arriesgado? Sin duda lo es, porque todo el mundo querrá tener un equipo similar, todo el mundo querrá contratarles, llevarse el talento que conforma esa empresa, pero a la vez, hace que sus integrantes sean lo mejor que pueden ser en lo suyo. La densidad de talento dentro del equipo y por ende, de la empresa, crece. ¡Y qué bien sienta esto!

Esto me recuerda a esas universidades tan prestigiosas. ¿Ellas quieren ser conocidas por tener a las/os mejores verdad? Esto hace que ellas mismas sean reconocidas en el mundo entero, por su fama, por su forma de hacer las cosas y esto a su vez, hace que las alumnas/os más “punteros”, con mejores capacidades, quieran ser aceptadas/os e ir a estudiar en ellas. ¿La universidad gana dinero directamente con esta fama? Es una suma de muchas cosas, ¿quieren estas universidades bajar en el escalafón y que sean otras universidades las que se queden con las personas “más brillantes”? Obviamente no, pero con el paso del tiempo y si otras universidades encuentran formas mejores de hacer las cosas (como captar mejor al alumnado, atraer a y contar con los mejores docentes, el mejor programa formativo, las mejores instalaciones para el correcto desarrollo de los estudios, hacer que el alumnado se sienta realizado y feliz…), probablemente sea lo que acabe sucediendo.

Como empresas que queremos avanzar, que queremos vivir en el mercado y además no pasar de puntillas con nuestra misión en él, que queremos aportar, que queremos mejorar las cosas… Debemos priorizar el trato humano, ayudar a que todas las personas se encuentren lo mejor posible. Una parte importantísima de todo esto, es entender el papel tan crucial que juega el crecimiento personal y profesional, para cada persona que trabaja en nuestra marca. Lo de personas que madrugan, acuden a su trabajo, ejecutan una serie de tareas y se marchan a la hora de salida sin más, ha quedado atrás (o eso nos gustaría). Si queremos compromiso de nuestros trabajadores, la empresa debe estar también comprometida para con ellas y ellos. Ayudarles a crecer y recompensarles por conseguirlo (y sí, aquí entra en escena también el factor económico).

Si tu caso es que ya estás en uno de estos afortunados equipos que sí se preocupa por tu crecimiento, aprovéchalo al máximo. Piensa cada año en qué quieres mejorar, como deseas crecer. Traza tu plan y plantéalo anualmente con una dirección y un enfoque bien meditados, justifícalos y verás que en unos años al echar la vista atrás, te darás cuenta de todo lo que has avanzado y sobre todo, de todo el sufrimiento y luchas que te habrás ahorrado, sólo por estar en el lugar de trabajo correcto. Esas conversaciones entre amigos contando frustrados lo incomprendidos/as que se sienten en sus puestos de trabajo, te sonarán cada vez más lejanas, porque al fin y al cabo, estás en un trabajo en el que más que pedir permiso, puedes avisar de lo siguiente en lo que vas a formarte.

Obviamente todos estos avances, nos traen alegrías a las corporaciones, porque: a mejores profesionales, mejores clientes, mejores proyectos, mejores tarifas, mejores salarios, mejores condiciones, más cuidados… vamos, lo que viene siendo progresar 🙂

No quiero decirte que sólo Lean Mind seamos la empresa que te apoya y que te ayuda a conseguir todo esto, porque todo esto sólo lo puedes conseguir tú si realmente quieres. Además por ahí hay empresas maravillosas que también son inspiración, en las que nos fijamos y a las que seguimos de cerca para seguir aprendiendo. Nosotras y nosotros, sólo podemos acompañarte en el camino y estar ahí para ti. Echa la vista atrás y pregúntate, ¿dónde has estado todos estos años? y ¿has recorrido ya parte del camino que querías recorrer?

Estas dos preguntas dicen mucho del lugar en el que estás y al que vas. Ojalá, sigamos juntos en el proceso 😊

Publicado el 17/07/2024 por
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Yazmina De La Paz

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